Hay muchas definiciones de diccionario sobre lo que "Comer" significa. Por ejemplo:
Comer (v)
- Masticar el alimento en la boca y pasarlo al estómago:
comes muy deprisa. - Alimentarse:
no estoy comiendo bien
Pero, como todos sabemos, las definciones de
diccionario se quedan cortas cuando intentamos explicar lo que realmente
es una cosa; o, mejor dicho, lo que esa cosa significa para nosotros.
Comer es más que llevarse el alimento a la boca, pasarlo por la
garganta, que el aparato digestivo haga lo suyo; es decir, es más que la
definición uno y dos. Comemos para vivir, es cierto, pero alimentarse
es también una cuestión cultural, es un recuerdo que nos dio placer, es
volver del colegio y tomar chocolatada y ver los dibujitos o esa cena
que te preparó tu novio y se le quemó; es también, por qué no, viajar y
conocer cómo viven los otros y experimentarlos en algo que hacen todos
los días.
Porque como bien lo retrató la revista Time acá no
es lo mismo alimentarse en Estados Unidos, con su abundancia y su
comida procesada, que en la China rural, con su presupuesto limitado y
sus alimentos salidos directo de la tierra. Tampoco tiene el mismo sabor
el arroz en España que en Buenos Aires; ni la comida japonesa se
parece, en Tokio, a la que comen en Lima.
En
casos más extremos, como el mio, la comida no es, siquiera, una
aventura sino una manera de relacionarme. Como buena italiana, la comida
tiene, para mi, una relación directa con el amor. Ya de chicos entendemos --las
mujeres, en principio, por algún mandato patriarcal absurdo, pero
también los hombres curiosos- que el acto de alimentar a alguien más, a
otro que queremos, no es sin esfuerzo. En la mezcla, la preparación, la
dedicación; en el "¿vas a comer eso poquito nada más?" hay algo de todo
el amor de este mundo; algo elemental que hizo prosperar a esta especie y
a todas las demás que habitan esta tierra. Comer nos conecta con el
pasado y con los otros. Por eso es importante contarlo y me animo a
hacerlo: porque está bueno charlar sobre lo mejor de esta vida que es
compartir, con los que queremos, una comida rica, una cerveza fría y
entender, a través del morfi, cómo se animan a vivir los otros.
Me encanta que tengas nuevo blog. Me FASCINA que sea de comida. Ya te estoy siguiendo con Bloglovin :)
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